Según la creadora del proyecto ‘Life of Grass’ , “los alimentos, su origen y su transporte tienen un impacto en nosotros más allá de su sabor”.
Publicación: 26/05/2015
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El arte sustentable se cuela en las galerías. Y la artista francesa Mathilde Roussel-Giraudy está cautivando al mundo con sus colecciones de obra viva. “A través de estas esculturas antropomorfas y orgánicas hechas de semillas provenientes de la hierba del suelo y del trigo, me esfuerzo para mostrar que los alimentos, su origen y su transporte tienen un impacto en nosotros más allá de su sabor”, asegura la autora en su página web.
Para Roussel-Giraudy, el poder interior afecta a todos los órganos de nuestro cuerpo, por lo que observar la naturaleza que nos rodea y ser conscientes de aquello que comemos y cómo los ingerimos, “nos hace más sensibles a los ciclos de los alimentos en el mundo, de la abundancia, del hambre, y nos permite estar física, intelectual y espiritualmente vinculados a una realidad global”.
Con tierra, brotes de pasto y trigo y metal reciclado, la artista propone una serie de esculturas vivas que han recorrido ya importantes centros expositivos de todo el mundo como la Galería Invisible Dog del barrio neoyorquino de Brooklyn. De pequeña, Mathilde vivió en zonas rurales de Francia, donde aprendió los valores de la conservación, y desarrolló una fuerte conexión con la tierra. “El mundo natural, como alimento ingerido se convierte en un componente del ser humano”.
Para Roussel-Giraudy somos lo que comemos y cada una de las cosas que ingresan a nuestro sistema digestivo, como los productos derivado del trigo, fuente básica de la alimentación de buena parte del planeta, forman parte de la esencia humana. La artista se inspira en Osiris, Dios de la mitología egipcia, al que se le confería la virtud de la renovación y la eternidad mediante la reencarnación espiritual en la tierra.
Su proyecto ‘Life of Grass’ (Grama de Vida) intenta despertar la conciencia en cuanto a la relación del ser humano y su fuente de energía vital. Mathilde busca encontrar la forma, el color y la dimensión de nuestro propio paisaje mental. En este recorrido, la creadora gala cuestiona el tiempo humano y vegetal, y sus obras crecen en la misa sala en la que son expuestas. Su obra es un mapa del cuerpo humano con vida propia y, como ella misma la define, se convierte en “una anatomía del tiempo y el espacio que ocupamos en nuestra frágil presencia en el mundo”.
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Copyright © 2024 MUNSA MOLINOS, S.A. de C.V.
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