MUNSA: Harinas de trigo panificables, sémola de trigo cristalino para pastas y semillas de trigo para cosecha.

Causada por un hongo del género Colletotrichum, la Antracnosis coloniza los tallos del cereal hasta que éstos se vuelven frágiles y finalmente produce que las plantas se marchiten, se caigan al suelo y mueran. “Su impacto económico en los cultivos es altísimo y existen reportes que evidencian pérdidas del 90 por ciento en algunas regiones de Estados Unidos. Hubo casos en India donde esta enfermedad afectó a la totalidad del cultivo de sorgo, fundamental para la alimentación humana en esa región, y también se registraron pérdidas de hasta el 100 por ciento de la cosecha de soja en dicho país”, asegura el investigador argentino Walter Vargas, quien desarrolla sus actividades en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI).

En un trabajo científico recientemente publicado en la revista ‘Molecular Plant-Microbe Interactions’, Vargas, investigador adjunto del CONICET (Argentina), junto a colegas de la Universidad de Salamanca (España), plasmó el descubrimiento de un nuevo tipo de factores de virulencia que resulta clave para el desarrollo de la Antracnosis y fundamental para crear estrategias que ayuden a combatir la enfermedad. “Nosotros usamos como modelo el maíz, que es un cultivo de interés agronómico fundamental para la alimentación en nuestro país, y también estamos considerando la enfermedad en sorgo y trigo”, relata Vargas.

El núcleo celular es el lugar donde se producen todos los procesos genéticos vinculados a la división, el crecimiento y la determinación de las células, es decir, el germen de los procesos que rigen la biología de un organismo. La hipótesis que plantea el grupo de investigadores es que cuando el patógeno ingresa al hospedador para generar la enfermedad podría tener acceso a la información genética de la planta y manipularla con el fin de facilitar el proceso infectivo. “Finalmente encontramos que la proteína se trasladaba al núcleo de la célula del maíz donde se une inespecíficamente al ADN, modifica su estructura y hace que cambien los patrones de las defensas. La planta se vuelve una marioneta del patógeno, permitiendo así el desarrollo de la enfermedad. Es un hallazgo muy importante, porque hasta el momento no se había podido detectar en vivo”, explica Vargas.

Gracias a esta investigación se ha podido desarrollar una cepa del hongo que no puede producir la proteína causante del desorden genético, lo que impide que la enfermedad se puede desarrollar. El hecho de que al hongo le falte sólo esa proteína hace que no interfiera con el proceso celular que normalmente sucedería en presencia de CgEP1, y la planta se vuelve resistente al hongo. Con este avance, en unos años los agricultores de todo el mundo podrán combatir con eficiencia esta plaga, que en la actualidad provoca pérdidas de millones de dólares en los cultivos de cereal de todo el planeta.

Fuente:

Avances en estudios para combatir la Antracnosis